En un mundo donde la sociedad desarrolló su tecnología de forma puramente alámbrica, la empresa Wirenet monopoliza las telecomunicaciones a través de su incomnmensurable red de cables. Ignacio, técnico de la compañía, presencia un asesinato y es visto por su perpetrador. La realización de que está siendo acechado y monitoreado constantemente lo llevará a borrarse de la red, teniendo que enfrentarse a las desconocidas entrañas del sistema para lograrlo. La red vive. Respira. Segrega un sudor viscoso que vicia el aire. Su crecimiento incontrolado por el territorio se asemeja a la naturaleza cuando se apodera de espacios abandonados. Los cables se escabullen por los rincones, trepan y caen por las paredes, agrietan superficies para hacerse de un lugar en su interior.